miércoles, 17 de octubre de 2007

Los altavoces están encendidos y te digo:
si a vos! a vos que llamas la atención queriendo pasar desapercibido. Lobo agazapado.
Que la vas de acomplejado, de menos cuatro, de ovejita negra.
Que te haces fama de tener menos mujeres que película de guerra, pobrecito!
Táctica infalible para que caigan las atolondradas como yo que te abrí las puertas y vos entraste astutamente como laucha a las casa de una gata ratonera y encima te haces el micky mouse y me decís:
- yo no sé cómo llegamos a esto?
¡Terrible sabandija! El viejo truco de yo no me imaginé que iba a pasar esto.
Yo pude haber apretado mucho pero no te ahorque. Dormiste en mi cama y previo a eso te sacaste la ropa y junto con eso me recitaste en una lengua masculina los piropos menos romanticos que jamás en mi vida había escuchado.
Pero si a vos te genera culpa ser un viejo pajero, que se voltea a toda pendeja que se le cruza, quedate tranquilo, lo reconozco: soy medio zarpada, pero no me como ni la punta y no me hago cargo de tu rollo ni de que me hagas sentir una abusadora.
A vos los años te dieron estrategia de caza, yo todavía estoy en la etapa de pisar el palito, de picar ante cualquier movimiento, vos ya vas con la medio mundo y el barco pesquero.
Y si, soy re pescado, piqué y todavía sigo boqueando, algunas noches te mando invitaciones desubicadas que por supuesto no contestas o evadís con chamuyo flaco. Pero no me importa quedar como nada, ni me importa si vas a aceptar o no, lo único que quiero es ver como te comes los mocos.
La posibilidad de que te quieras hacer la estrella esta descartada.
¡Para tanto no te da papito!.

lunes, 1 de octubre de 2007

Tarde o Temprano

Esta solo. Esperando al lado del teléfono aunque lo disimule.
Siempre es ella la que lo llama. Todavía cree en la posibilidad de no tener que llamarla, de seguir jugando al desinteresado,pero ya pasaron varios días desde la última vez que se vieron. ¡Que poco delicado había sido! y aunque borracho le había confesado algunas cosas que quizá ni ella se acuerde.
Se tira en la cama, son las siete menos cuarto, nada que hacer y piensa en ella.
La recuerda encima suyo, empujando, rodeándole el cuello, lamiendo, entrando en su oído. Se desabrocha la blusa, las tetas perfuman su cara. Se siente apretado, se baja el pantalón. La agarra de la cara, sus ojos en el fondo son naranjas.
Suena el teléfono...
Es ella.