que descalifiques mis movimientos.
Volver a ese lenguaje incomprensible
emociones sórdidas, excitantes
cables de información que no comunican
enredando huesos fríos y blancos como la soledad.
Volver al pantano de ojos que me sumergen inocente
escuchar lo inseguro de mis pasos bajo esa risa filosa
voraz, virgen, vomitiva, vanidosa, valida
violenta como la voz gritando la caída vertical.
Necesito raspar el miedo agolpado en las uñas
sobre tu espalda, sin mirarte
para devolverte las marcas que destacaron mi orgullo
y demostrarte que gracias a tu desprecio insaciable
descubrí un placer invencible.
Estoy dispuesta a enfrentar tus disculpas
por eso reanudemos la batalla.