jueves, 21 de agosto de 2008
Atajo, sórdido refugio.
Mis pensamientos líquidos
ahogan el relajo visceral de la sangre
a garganta cerrada
por fluidos metálicos de castidad que se sorben piadosos
el clásico veneno.
Contra la piedra
encadenada a su firme resistencia
recuerdo el escrúpulo manchado
por un desprecio que tapa los ojos
invirtiendo nuestros roles
a la hora de la siesta...
y haciendo que la risa desesperada
rompa la palabra en lugar del silencio.
Pesadillas a la hora de la siesta. Guacha editora (2005)
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2 comentarios:
el escrúpulo manchado
por un silencio...
bellísima imagen mental.
Bonito post, sí señor.
y eso que a la hora de la
siesta se pueden hacer tantas
cosas
tan bonitas...
;)
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