martes, 4 de septiembre de 2007

A los gritos pedí que se lo llevaran, resulto ser un traidor!
(tipajo monótono con guitarra)...y se fueron todos, incluso él
y siguieron festejando cerca del río.
En eso llega quien debía quedarse. Era el padre de la niña que se había quedado dormida junto a nosotros.
Su porte era muy sincero (nunca había visto tanta solidez) y supuse que estaría cansado, así que simulando comodidad sugerí que podíamos acostarnos junto a la niña. Al mirarlo (primero de reojo) se lo veía sorprendido, como si no supiera a quien le estaba hablando, pero después del horrible silencio que me interpelaba supo perfectamente como resolver la situación y me dijo: - Antes quiero que hagamos un experimento-. La verdad que no me esperaba semejante proposición pero de todas formas acepte preguntando cuales eran las pautas que debía seguir. Se río burlándose de mi formalidad y me dijo que tendríamos que tomarnos cinco termos de mate. Bueno (levanté una ceja) tendría mucho de que hablar o no estaría tan cansado como pensé.
Puso el calentador en el termo y al instante empezó a humear. Tras los primeros mates pensé que solo me estaba contando la historia de su vida pero después empecé a sentir que cada historieta que me contaba tenía una moraleja, un mensaje, que todas tenían algo en común. Recién después del primer termo me di cuenta que este tipo tenía una forma muy particular de decir las cosas, una manera especial de hablar. Claro que tenía que estar muy atenta para no perder el hilo de la conversación porque iba y venía salticando de anécdota en detalle y de detalle en explicación, preguntas, conclusiones... me resultaba muy difícil entender que quería decirme, pero me resultaba interesante.
Cuando puso el tercer termo empecé a sentir cierta curiosidad, el agua burbujeaba a borbotones, el tiempo de calentar el agua pasaba muy rápido, algo raro pasaba con el tiempo de ebullición en general. Entonces el se sentó mas cerca, hablando mas por lo bajo y ya era imposible entenderlo. ¿Qué era todo esto, era yo la que no entendía, que estaba escuchando de su relato? El tipo me encantaba, o me estaba encantando? Cuál era el experimento? Cinco termos de mate eran una pócima de amor o un veneno para desafiar mi resistencia?
Ya no estaba escuchando lo que me decía. Podía sentir su voz como el mar a través de un caracol, un arrullo que cierra los ojos y transporta a un ensueño entre olas de sabanas, marea calma, playa desierta, solo yo sobre la arena que brilla azucarada, y escucho que me dice –hagamos como que... y la marea sube destapándome los pies, en el cielo el sol se ofrece intocable como el anillo de poder, y me dice – te lo repito, y es una lluvia dulce que se mezcla en el mar, se absorbe en la arena, entonces digo: -si, bueno- y finalmente entiendo. No se como se da cuenta pero sentimos lo mismo, me levanta en brazos y me lleva dormida para refugiarnos de la lluvia.

1 comentario:

damaris dijo...

me enkanta!!!!!!
besos belu
la titi