La cara llena de cables
enroscados bajo la piel
bajo la carne los huesos
minuciosos nudos trasparentes.
Un grito helado se expande
desgarra la boca
los labios brillan intactos
tirantes soportes de aquel gesto.
La mueca
se impregna en la cara
en los ojos que antes lloraban
y ahora solo recuerdan.
Los músculos sostienen incansables
el impacto de la pérdida
y retienen
retienen todo en la memoria.
Cada lágrima
suelta un puñado de alivio
la respiración abre las manos
la cara se desnuda
los ojos balcones vacíos
y me asomo para ver lo posible.
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