lunes, 18 de agosto de 2008

Marasmo

A veces me doy miedo.

Le doy miedo a mí que corre inconsolable
y se esconde atrás del cantero del vecino.

Te sentís lejos de mamá cuando te abraza... por qué?
No, no llores.
Habláme en el espejo.
Te doy risa porque de llorar me brilla la cara.

El silencio de tu casa está tan fuerte que ya nadie habla.
Pero cuando me acuerdo puedo sentirlo.

Espeluznante.

3 comentarios:

manuel dijo...

una cosa que noté acá
y en otros escritos tambien

es como van cambiando las personas, los locutores e interlocutores.

(y siempre me da para pensar qué pasa cuando cambian las personas y los locutores y los interlocutores...)

Nina Bardi dijo...

qué pensas? me interesa.
una debilidad psiquica?
Un poco esquizoide?

manuel dijo...

;)

jeje, no, no es debilidad psiquica ni comportammiento esquizoide.

cuando se usa ese recurso, es como entrar en una casa de espejos y lo que era rriba es abajo y luego un costado, atrás, adelante

padelante
y
patrás

y es como que las frases se dan vuelta. y cuando se dan vuelta las frases ahi uno puede encontrar de repente un nuevo sentido a la expresión.

:)

;)